COMO ES TU ALIMENTACION??? TE NUTRES BIEN???

"La mala alimentación es responsable de más casos de cáncer que el tabaco"

Miguel Vicens 15.04.2015 | 01:01

El médico José Enrique Campillo. l. o.

Autor de la obra de divulgación 'El mono obeso', Campillo defiende que el sedentarismo es la madre de gran parte de las enfermedades que afligen a la sociedad actual, como la diabetes, la hipertensión e incluso el cáncer. Para combatirlo y luchar contra el sobrepeso y la obesidad solo tiene una recomendación: practicar deporte con regularidad. "Es necesario pagar la deuda del gasto energético por lo que hemos comido sin el menor esfuerzo"

José Enrique Campillo es médico, catedrático de Fisiología en la Universidad de Extremadura y experto en nutrición. Premio Nacional de Investigación en 1989, concedido por la Sociedad Española de Diabetes, ha desarrollado una importante labor divulgativa y publicado libros de éxito como La cadera de Eva, El mono estresado o El mono obeso, que profundizan en las enfermedades con más incidencia en el mundo de hoy.

-¿Cuándo se convierte la obesidad en una pandemia?

-En Occidente, porque este es un problema exclusivo del mundo desarrollado, a partir de los años cincuenta del pasado siglo y de forma paulatina, con el avance de la mecanización en todos los ámbitos de la vida. El uso del automóvil empieza a generalizarse a partir de esos años, así como la instalación de ascensores en las viviendas y la mecanización del trabajo, incluso de los más duros, como la agricultura. Las personas se hacen cada vez más sedentarias. No caminan, conducen. Empiezan a ingerir alimentos sin gastar la energía que estos aportan, sin el esfuerzo de tener que ir a buscarlos porque los refrigeradores se han incorporado también a la vida doméstica.

-¿Cómo afectan la obesidad y el sobrepeso a los españoles?

-El problema es grave. Un 25% de los niños sufren sobrepeso y un 9% de ellos son obesos. Las causas son una alimentación riquísima en calorías y un sedentarismo tremendo. Los niños ya no juegan en la calle y ni siquiera lo hacen en los recreos. En vez de saltar a la comba o montar en bicicleta, pasan horas y horas ante la televisión, el ordenador, el móvil o la tableta. Un niño que pasa más de quince horas semanales ante una pantalla tiene todos los números para sufrir sobrepeso u obesidad.

-¿Y cómo afecta a los adultos?

-Los datos son peores. Por encima de los cincuenta años el 70% de los españoles sufren sobrepeso y la tasa de obesidad se mueve actualmente entre el 15 y el 20%.

-¿Existen datos diferenciales entre mujeres y hombres?

-El ser humano es uno de los animales más grasos que existen, es decir, con más tendencia a acumular grasa. Y en la mujer esa tendencia es ligeramente mayor. Ahora bien, lo realmente importante no es tanto la grasa que acumulamos como dónde la retenemos. En caderas y glúteos puede ser más o menos antiestética, pero la grasa auténticamente peligrosa para la salud es la abdominal.

-¿Cuáles son las consecuencias de ese problema en la salud?

-El sobrepeso es la madre de gran parte de las enfermedades que hoy más nos afectan: diabetes, hipertensión, arteriosclerosis e incluso cáncer.

-¿La mala alimentación produce cáncer?

-Sí, es indudable. Influye más en el desarrollo de la enfermedad que el consumo de tabaco. Claro que si los dos factores se unen las probabilidades ya son altísimas.

-¿Se puede revertir esta situación, aunque se trabaje ocho horas delante de una pantalla de ordenador o no se abandone la oficina hasta la noche?

-Sí, pero hay que ser lo más paleolítico posible.

-¿Usted también recomienda austeridad al límite?

-Mire, no existe animal que en condiciones naturales pueda procurarse alimento sin hacer uso de su fuerza muscular para conseguirlo. Eso es una regla universal. Por eso es necesario hacer ejercicio para quemar calorías. El que sea, correr, caminar, montar en bicicleta o jugar a pádel. Es necesario pagar la deuda del gasto energético por lo que hemos comido sin el menor esfuerzo. El sedentarismo es una enfermedad madre de muchas otras. Y no estamos diseñados para ser sedentarios.

-Entonces, ¿para qué estamos diseñados?

-Para el hambre. Como especie somos una piltrafa y eso nos hizo pasar mucha hambre en el pasado. Hasta que no desarrollamos armas para cazar a distancia, conseguir alimentos animales se nos daba realmente mal. Por eso, en aquellos años remotos desarrollamos un genotipo ahorrador que nos permite sobrevivir en condiciones de muy poca alimentación. Sin embargo, los hábitos de vida y consumo actuales juegan en nuestra contra.

-¿Considera entonces que las madres de la posguerra que animaban y premiaban al hijo que más comía hicieron mal promoviendo esos hábitos tan poco saludables?

-No, en absoluto. En esos años la gente comía lo que podía, pero apenas había gordos o al menos no tantos como ahora. La gente se movía a pie y los niños jugaban mucho en la calle, los días de fiesta casi toda la jornada. ¿Sabe la cantidad de calorías que podía gastar en dos horas una niña saltando a la comba sin parar? Ahora, en cambio, nos hemos aferrado al sedentarismo y el mas mínimo esfuerzo físico nos da una pereza terrible.

-¿Cree que las enfermedades hijas del sedentarismo pueden frenar en el futuro la esperanza de vida?

-Es difícil saberlo. Quien marca la esperanza de vida son los que están muriendo ahora, es decir, la generación que nació en los años treinta o cuarenta del siglo pasado, que además se alimentaron con la verdadera dieta mediterránea. Ya veremos qué ocurrirá cuando mueran los que hoy tienen diez años. No obstante, la medicina avanza rápido. Dolencias coronarias que hoy se curan suponían una muerte segura hace pocos años.

-¿Cómo llegó a desarrollar sus teorías sobre la alimentación?

-Por médico, fisiólogo y aficionado a la evolución. La medicina darwiniana pone de relieve las incompatibilidades entre el diseño evolutivo del ser humano y el uso que hoy hacemos de ese diseño. Y señala que las enfermedades que nos afligen se producen en gran parte por intentar contradecir ese origen.

-¿Desde el punto de vista médico no hemos evolucionado como especie?

-El ser humano nació en un lugar de Etiopía hace más o menos 150.000 años. Nuestros genes no han cambiado. Desde ese punto de vista somos idénticos a nuestros antecesores. Imagine entonces que situamos a ese ser en medio de la abundancia actual, sin necesidad de moverse para conseguir alimento, el choque para él sería brutal.

-¿Cuál es su fórmula para escribir libros o dar conferencias sobre temas médicos y hacerlo para todos los públicos?

-No es sencillo. Me lo he tenido que trabajar mucho. Cuando escribo un texto al final siempre me pregunto si mi madre, que es una persona con un nivel cultural medio, lo comprendería. Es mi método. Nadie tiene por qué conocer el vocabulario científico.

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