Posted: 24 Aug 2011 03:14 PM PDT
Todos fracasamos de vez en cuando. A veces espectacularmente. Metemos la pata hasta el cuadril, como se dice en Argentina. No logramos la calificación al evento. Un cliente devuelve el producto. Nos perdemos la cena de gala. Nuestro distribuidor estrella abandona el negocio. Nos quedamos afuera de las vacaciones. En fin, nos quedamos cortos. No alcanzamos el objetivo propuesto. Fracasamos. Y cuánto más fanáticos defensores seamos de las técnicas de desarrollo personal, de la motivación, de “El Secreto” y demás, más mortificante se vuelve el asunto.
Acéptalo. Hasta los mejores fracasan. Somos sólo humanos. Hasta Harry Potter, con toda su magia, necesitaba usar anteojos! Nadie es perfecto ni lo puede todo.
Ya discutimos la idea de que debemos usar los fracasos como una escuela, no como una carga. El asunto con los fracasos es que se entienden en retrospectiva, es decir, mirando hacia atrás en el tiempo. Sin embargo, la vida hay que vivirla hacia adelante. Por eso, nunca te detengas luego de un fracaso. La oportunidad de entender y aprender no es ahora, queda para más adelante. Lo que importa ahora es seguir avanzando.
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